martes, 30 de noviembre de 2010

Amplia y soleada, la plaza Baralt de Maracaibo, que ha sido siempre como el centro espectacular de la ciudad, al Norte está interceptada en su amplitud por el templo colonial de San Francisco, más conocido con el nombre de El Convento por haber tenido su origen con la orden religiosa franciscana que se instaló en él; tiene el edificio una torre construida en los últimos años que no está de acuerdo con su estilo arquitectónico. Al frente de ella e inmediato al atrio del templo, un pedestal cuadrangular escalonado en su base sostiene la estatua modelada en bronce donde el ilustre historiador y eminente literato zuliano Rafael María Baralt se yergue de frente a la bahía que se extiende al Sur; se diría que su mirada está atenta al tránsito continuo de vehículos y personas que afluyen por las doce bocacalles que se asoman a la plaza, a las que se agregan los pasajeros de las naves que embarcan y desembarcan en los malecones del puerto, cuya mayoría tiene que atravesarla para llegar a su destino.

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